“Bei mir bistu shein”, canción antinazi

"Bei mir bistu shein", canción antinazi

El swing y su emblema, “Bei mir bistu shein”, no tardaron en conquistar el mundo, y la Alemania nazi no fue la excepción.

En 1935, el nazismo había prohibido el “jazz negro” en la radio alemana por sus “histéricas inversiones rítimcas características de las razas bárbaras”.

Y en mayo de 1938, cuatro meses antes de la Noche de los Cristales Rotos, se inauguró en Dusseldorf la exposición “Entartete Musik” (“Música degenerada”), cuya imagen oficial era un músico afroamericano que interpretaba jazz con una estrella de David al cuello.

Es difícil que el autor, el oficial nazi Hans Severus Ziegler, haya escuchado hablar en ese entonces de Louis Armstrong.

Pero lo que es seguro es que no le salió muy bien el intento de retratar a la difusión de la “música negra” como una “táctica judía para contaminar la cultura alemana”: mientras se desarrollaba la exposición, toda Alemania se obsesionaba con “Bei mir bistu shein”, que se difundía con el título  germanizado de “Bei Mir Bist du Schön” (que hacía pensar a los alemanes que se trataba de un dialecto de Alemania del sur).

Esta canción, y el swing, se convirtieron para muchos jóvenes alemanes de la época en sinónimos de amor libre, independencia y paz, y dieron lugar a un movimiento de resistencia cultural llamado Swingjugend.

Este movimiento fue la respuesta a la Hitlerjugend (“Juventudes Hitleristas”) de los adolescentes que rechazaban la opresión social, la uniformidad y la brutalidad policial, y que se reunían en locales clandestinos a bailar el charleston y a escuchar swing.

Los varones de Swingjugend se dejaban el pelo largo y llevaban paraguas, y las mujeres maquillaje recargado. Como respuesta al infame “Sieg Heil” de las Hitlerjugend, proclamaban el “Swing Heil”.

En 1941, 300 de estos adolescentes fueron castigados por propagar la “música degenerada” de judíos y negros: algunos solo sufrieron el corte del cabello, otros fueron enviados de regreso a la escuela, y muchos deportados a los campos de concentración nazis.

La película de 1993 “Rebeldes del swing” (Swing Kids) cuenta su historia, y en su banda musical sobresale esta versión de “Bei mir bistu shein”:

“Bei mir bistu shein” fue también consuelo e instrumento de resistencia para los judíos encerrados en los guetos.

En Theresienstadt -el campo de concentración “modelo” construido por los nazis para engañar al mundo haciéndole creer que todo estaba bien par alos judíos en el Tercer Reich-, Eric Vogul dirigía en 1942 a los Ghetto Swingers, una orquesta de jazz obligada a tocar en la plaza principal durante largas horas.

Aunque obligados por los nazis a ser parte del decorado y la impostura, tocar jazz y swing era para los músicos judíos motivo de alegría, efímero escape y, sobre todo, una manera de reconectarse con al vida que los nazis les querían quitar.
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Así sonaban los Ghetto Swingers:

Para terminar, así suena “Bei mir bistu shein” en el siglo XXI, en la versión del grupo argentino “Las Taradas”:

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