El cannabis puede prevenir uno de los peores efectos secundarios de la quimioterapia: estudio israelí

El cannabis puede prevenir uno de los peores efectos secundarios de la quimioterapia: estudio israelí

La quimioterapia daña los nervios de hasta 70% de los pacientes, pero cuando se toma cannabis antes del tratamiento, esa cifra se reduce al 25%

El cannabis puede contrarrestar algunos de los peores efectos secundarios de la quimioterapia, creen los médicos israelíes.

Monitorearon a 500 pacientes de quimioterapia y encontraron que el daño a los nervios (neurológico), un efecto secundario común, se manifiesta mucho menos entre los que consumen cannabis.

El estudio revisado por pares involucró a pacientes tratados con oxaliplatino, un fármaco que se utiliza para tratar el cáncer avanzado de colon y recto.

Los investigadores creen que su hallazgo resultará relevante también para varios otros medicamentos de quimioterapia que producen daños en los nervios.

Alrededor del 70 por ciento de los pacientes tratados con oxaliplatino tienen efectos secundarios neurológicos, que van desde hormigueo en manos y pies hasta pérdida de sensibilidad e incapacidad para sentir los dedos.

Es un efecto secundario que provoca mucho sufrimiento en los pacientes, y que tarda meses en desaparecer.

Entre los pacientes que tomaban cannabis, en cambio, 40% sufrió efectos secundarios. Pero quienes lo tomaban desde antes de la quimioterapia tuvieron una incidencia particularmente baja de efectos secundarios neurológicos: solo el 25%.

El consumo de cannabis es común y legal entre los pacientes con cáncer en muchas partes del mundo, incluido Israel.

Normalmente se prescribe para el manejo del dolor, pero este  estudio sugiere que podría resultar valioso también para contrarrestar algunos efectos secundarios de la quimioterapia contra el cáncer, especialmente el daño nervioso, para el que no se conoce ningún otro tratamiento efectivo.

La administración de cannabis antes del inicio del tratamiento con oxaliplatino podría permitir usarlo en dosis más altas sin la aparición de daño nervioso, lo que podría permitir que el tratamiento contra el cáncer sea más efectivo.