El shabat como símbolo de unicidad

El shabat como símbolo de unicidad

Dos que son uno, incluso en el sexo…

Los Diez Mandamientos aparecen dos veces en la Torá. Su revelación en el monte Sinaí se registra por primera vez en el Éxodo, y luego es vuelta a contar en el  Deuteronomio.

El libro del Éxodo dice que debemos “recordar” el shabat y santificarlo (Éxodo 20:8). Deuteronomio, por su parte, nos dice que “guardemos” el shabat (Deuteronomio 5:12).

Esta ligera diferencia semántica cobra mucha importancia si nos ponemos a pensar en ella. Los comentaristas de la Torá han visto en este cambio de redacción dos formas de observar el shabat.

“Guardar” el shabat significa adherirse a las restricciones impuestas por la Halajá (la ley judía) destinadas a asegurarse de que no trabajaremos (en el sentido amplio que mencionamos) en ese día.

Esto representa el aspecto pasivo del Shabat: “abstenerse de”.
“Recordar” el shabat, por el contrario, significa una posición activa, realizar acciones activas para aumentar la alegría y la paz en nuestra vida.

La tradición judía conmemora las dos veces que los Diez Mandamientos aparecen en la Biblia al encender dos velas en shabat.

Este es solo uno de los muchos rituales del shabat que, como los animales del arca de Noé, vienen en pareja: “Todo lo que pertenece al Shabat es doble” (Midrash Tehilim en 92:1).

Otra costumbre es utilizar dos panes trenzados (jalot) para representar la doble porción de maná que caía los el viernes durante los cuarenta años que los israelitas vagaron por el desierto.
Incluso tenemos dos almas en shabat: el Talmud dice que este día recibimos una segunda alma, que desaparece al concluir el shabat (Beitzá 16a).

El Talmud también dice que un par de ángeles nos acompañan de vuelta a casa después del servicio de inicio del shabat en la sinagoga (Shabat 119b). Sin embargo, a pesar de todas las duplicaciones, shabat se trata en última instancia de dos, convirtiéndose en uno.

Para los místicos, el shabat representaba la unión de los aspectos masculinos y femeninos de la Divinidad. 

El Zohar, el texto principal de la Kabalá (el misticismo judío), dice que así como los aspectos masculino y femenino de lo Divino se unen arriba, también lo hacen aquí abajo n el misterio de la Unidad.

Esto suele interpretarse en el sentido de que debemos comprometernos con la “doble mitzvá” del Shabat: es decir, hacer el amor con nuestra pareja, la máxima expresión de dos convirtiéndose en uno. Sí: el placer sexual es considerado una mitzvá. Y no: no está ligado a la procreación. Los rabinos incluso dicen que Dios pronunció exactamente al mismo tiempo las dos versiones de los Diez Mandamientos que aparecen en la Biblia, en el misterio que es la Unidad de Dios.

El Lejá Dodí, la canción-plegaria central del Kabalat Shabat (el servicio religioso que marca el comienzo del shabat) lo dice en forma directa: “Shamor vezajor bediboor ejad”: Dios pronunció las palabras “guarda” y “recuerda” como una sola palabra.

Anterior: El shabat como revolución permanente
Siguiente: Las velas de shabat