Karl Marx en Jerusalem

Marx en jerusalem

Un texto casi desconocido de Karl Marx sobre los judíos de Jerusalem en el siglo XIX

Pese a ser de origen judío, Karl Marx ha sido repetidas veces tildado de antisemita a causa de su libro “La cuestión judía”, en el que da por ciertos tópicos fundamentales del antisemitismo clásico y los seculariza para usarlos como vehículo de su crítica al capitalismo. Hoy en día, el veredicto sobre el antisemitismo de Marx es más matizado, liberada ya su obra de la censura y la interpretación dogmática de su “propietario oficial”, el partido comunista de la Unión Soviética y sus sucursales. Para conmemorar los doscientos años de su nacimiento rescatamos uno de esos matices que ,hará restregarse los ojos de incredulidad a más de uno.

Karl Marx corresponsal… de un periódico de Estados Unidos

En 1854, Karl Marx – ya exiliado en Londres – era corresponsal del diario de Estados Unidos “New York Daily Tribune”, trabajo que era su principal fuente de sustento. Al estallar la guerra de Crimea, Marx envió -el 24 de marzo de 1854 ~ una extensa nota sobre el trasfondo de la guerra, publicada en el  periódico neoyorquino el 15 de abril del mismo año. 

En el artículo,  Marx explica  con todo detalle las circunstancias complejas que llevaron al estallido de la guerra: las relaciones políticas en Europa, los intereses de las potencias en el Oriente Medio frente a la debilidad del imperio otomano. 

También escribe sobre los acontecimientos que llevaron al estallido del conflicto, los cuales estaban relacionados con los conflictos internos entre las comunidades cristianas de Jerusalén y sus protectores – las potencias europeas.

El artículo analiza detalladamente la posición de las diversas iglesias cristianas en el Oriente Medio, la discriminación de los no-musulmanes bajo el gobierno musulmán, y finalmente, incluye un párrafo sobre Jerusalén.

Marx y los judíos de Jerusalem

En ese párrafo aparece una corta y sorprendente descripción de la situación de los judíos de Jerusalén, tema que de por sí no está relacionado de alguna forma con las circunstancias de la guerra, motivo del artículo.

Y así dice Marx: “La población permanente de Jerusalén está compuesta por unas 15.500 personas, de ellas 4.000 musulmanes y 8,000 judíos. Los musulmanes, por su parte, se dividen en turcos, árabes y magrebíes (de la zona del Magreb, en el norte de Africa). En todos los aspectos, ellos son los gobernadores, y no están influidos por la debilidad del gobierno central en Constantinopla.

“Nada se puede comparar a la aflicción y el sufrimiento de los judíos de Jerusalén, que habitan el barrio más mugriento, denominado “Harat al-lahud” , en la zona comprendida entre el Monte Sión y el Monte Moriá.

Allí están también sus sinagogas, y ellos son blanco permanente de la represión e intolerancia de los musulmanes: los griegos los ofenden y los Latinos (católicos) los persiguen. Subsisten sólo gracias a las escasas donaciones que llegan de sus hermanos en Europa.

“Estos judíos no son nativos, sino que llegaron aquí de diversos y lejanos países. Jerusalén los atrae sólo por la voluntad que abrigan de vivir en las cercanías del valle de lehoshafat y morir en el preciso lugar donde -según lo esperan – se iniciará la redención.

“Un autor francés dijo acerca de ellos: “Esperan su muerte en medio del sufrimiento y las plegarias. Sus miradas se elevan hacia el monte Moriá, donde alguna vez estuvo erigido el Templo. No se atreven a acercarse allí, y lloran el amargo destino de Sión y su dispersión por todo el universo”.

Para acrecentar la desgracia de estos judíos, nombraron en 1840 Inglaterra y Prusia a un obispo anglicano en Jerusalén, cuyo objetivo declarado era convertirlos al cristianismo, En 1845 alguien le propinö una enérgica paliza y desde entonces lo desprecian por igual judíos, cristianos y turcos. Se puede decir que él constituye el único elemento de unión entre las religiones en Jerusalén”.

Simpatía de Marx por los perseguidos

Este relato contiene varios aspectos destacables:

1- Se puede encontrar cierto elemento de comprensión e incluso simpatía por un grupo de judíos religiosos con los que no tiene motivo alguno para identificarse pero que despertaron en él cierto grado de respeto, hacia lo que para él era sin duda alguna una superstición: la voluntad de ser sepultados en el lugar donde iba a realizarse el Juicio FinaL2- No menos interesante es la hostilidad en el relato hacia el obispo anglicano de Jerusalén, sobre todo teniendo en cuenta que el propio Marx había nacido judío y había sido convertido de niño junto con su familia. como vía de escape a la discriminación que sufrían los judíos en la Alemania de la época. 

3- Por último, dos datos demográficos que menciona Marx, de gran resonancia actual: 

– que ya mucho antes del surgimiento del sionismo moderno había en Jerusalén una mayoría judía: 8000 judios sobre un total de 15500 habitantes

– que todas las comunidades de Jerusalem (judíos, musulmanes y cristianos) estaban compuestas de una combinación de nativos e inmigrantes

Súper Karl contra los soviéticos

Tan cierta es la repercusión en los debates actuales de los datos demográficos que aporta Marx en este artículo, que fueron tema de una polémica que se repite todos los años.

Así lo cuenta su protagonista, el filósofo israelí Shlomo Avineri:

“En la asamblea de Unesco de Nairobi, en 1976, se elevó la cuestión de la “judaización” de Jerusalén por Israel desde 1967, en una moción árabe apoyada por los soviéticos. Yo representaba en aquel entonces a Israel en el evento y consideré apropiado recordar la existencia de mayoría judía en la ciudad desde hace más de cien años ¿Quién mejor que Carlos Marx para hacerlo?

Lei’ el párrafo del artículo de Marx, sin mencionar el nombre del autor. Sólo acoté que era “uno de los más grandes pensadores del siglo XIX”. Después de leer la cita agregué que no me cabía duda que los representantes soviéticos no se verían en dificultades para reconocer la fuente de infonnación: Carlos Marx. 

El asunto despertó la hilaridad general y la confusión en la delegación soviética, que en un primer momento trató de apelar contra la veracidad de la cita. Después de pensarlo dos veces, retiraron la apelación, y uno de los representantes chinos hizo llegar a nuestra delegación una nota irónica, donde expresaba su agrado – el de los chinos – por la confusión que hizo presa de los soviéticos ante una cita de Marx…

Fuente:

Marx, Graetz y  los judíos de Jerusalem“, Shlomo Avineri, Encuentro No 25, Septiembre 1983