Bambi, una historia judía

Bambi, una historia judía

Antes de transformarse en emblema de Disney, el pequeño ciervito fue el héroe de una novela que era al mismo tiempo una alegoría del pueblo judío…

Todos conocemos la conmovedora historia de Bambi, ese ciervito que pierde a su madre a manos de los cazadores ni bien comienza una película de Disney que ha hecho llorar a generaciones de niños y adultos.

Pero antes de ser dibujo animado de Disney, fue una novela escrita en 1923 por el austríaco Felix Salten (1869-1945), cuyo nombre real era Siegmund Salzmann.

Nacido en Hungría, formó parte de un círculo intelectual que contaba entre sus miembros y Arthur Schnitzler, que fue incluso el testigo de su boda.

Muy apegado a su abuelo, que fue rabino en Budapest, apoyó desde un principio la idea de la creación de un estado judío, pero sin pensar en instalarse allí algún día.

Antes de aventurarse en la escritura para jóvenes, Salten escribió de todo: operetas libretos, columnas sociales en periódicos populares, guiones para cine, y, en 1906, Josefine Mutzenbacher, una novela con más de una escena de alto voltaje (para los parámetros de su época) erótico.

Pero es en un registro diferente que escribe, en 1923, Bambi, Eine Lebensgeschichte aus dem Walde (Bambi, la historia de una vida en el bosque).

El libro se convirtió rápidamente en un éxito de ventas en Europa, y es por eso que Walt Disney le echa el ojo, pero sin saber cómo leerlo en profundidad.

Para muchos especialistas en la obra de Salten, en Bambi lleva implícita una dimensión sociopolítica que describe la angustia que los judíos comenzaban a experimentar en la Europa de la primera mitad del siglo XX.

A los nazis no les gustaba Bambi

En el prefacio de la reedición en francés de Bambi, Maxime Rovère señala que “La naturaleza de Disney es hermosa porque no pretende decir nada. La de Felix Salten fascina exactamente por la razón opuesta: está saturada de símbolos, susurros e insinuaciones“.

Salten “describe el destino de ese ciervito y de la frágil sociedad que lo rodea en un verdadero himno a la naturaleza: un mundo de sensaciones, de fenómenos sutiles, impalpables, crueles o violentos“.

En la película de DIsney, los diálogos son casi inexistentes: 800 palabras, a lo sumo. Mientras que en el texto de Salten, los animales hablan tanto como los hombres. 
¡Algunos filólogos atentos incluso habrían detectado giros del idish en una conversación entre liebres!

En resumen, el Bambi de Salten describió en filigrana la condición de los judíos que vivían en Europa en vísperas del régimen nazi.

Que parecía estar al tanto: una vez en el poder, en 1933, no tardó en mandar a la hoguera la mayoría de las copias del libro.

La premonición de la madre de Bambi

Felix Salten murió en 1945 en Zurich, a la edad de 76 años y con una imagen de autor infantil que veló durante décadas las múltiples capas de significado de Bambi.
Toda la triste melodía de los dolores por venir se refleja en las últimas palabras que Salten le hace decir a la madre del pequeño que entrará, solo y sin ella, en un bosque tan oscuro como el de los años que se avecinaban: “‘no había más ni piedad, ni descanso, ni moderación. Es difícil imaginar que hemos visto días mejores’, suspiró la madre de Bambi“.