¿La carne de res muy cocida te puede arruinar el hígado?

Carne cocida

Un estudio israelí vincula a las carnes rojas muy cocidas con un mayor riesgo de enfermedad hepática crónica. ¿Los franceses tenían razón…?

Los franceses tienen el hábito de comer la carne casi cruda, para horror de argentinos, uruguayos, y otros latinoamericanos.

Un estudio israelí parecería darles la razón: sus resultados sugieren que consumir carne roja, especialmente cuando se cocina durante largos períodos de tiempo, está relacionado con un mayor riesgo de sufrir hígado graso no alcohólico, diabetes y problemas cardiacos,

Los investigadores de la Universidad de Haifa descubrieron que las personas que más carne bien cocida consumían tenían un 47 por ciento más de probabilidades de desarrollar una enfermedad conocida como hígado graso no alcohólico (HGNA) y un 55 por ciento más de resistencia a la insulina, independientemente de otros factores de riesgo.

Ambos trastornos se encuentran entre los que forman parte del llamado síndrome metabólico, que aumenta aún más el riesgo de enfermedad cardíaca y diabetes, según los investigadores citado por los investigadores.

El hígado graso no alcohólico es una afección en la que más del 5% del hígado se compone de grasa. Esos niveles de grasa en el hígado son más comúnmente causados ​​por el consumo excesivo de alcohol, pero no exclusivamente.

La resistencia a la insulina es, por su parte, una condición en la que el organismo pierde parte de su capacidad de usar la insulina para convertir el azúcar en la sangre en energía.

El  HGNA es una enfermedad dependiente principalmente del estilo de vida. Conocer los factores de riesgo involucrados permite a los pacientes están mejor informados y equipados para implementar los cambios de estilo de vida necesarios para ayudar a prevenir y/o revertir esta enfermedad.

Los resultados de la investigación son, sin embargo, solo una sugerencia que obliga a seguir estudiando el tema, y no una seguridad de 100% sobre la relación entre la carne bien cocida y los trastornos que mencionamos.

Las limitaciones de la investigación incluyen el hecho de que no fue diseñada para comprobar si la carne procesada o muy cocida podrían causar directamente  daño hepático o resistencia a la insulina. También se basó en la memoria de los participantes para determinar cuánta carne comieron y cómo se cocinó, lo que no siempre es exacto.

Aún así, es un signo de advertencia lo bastante fuerte como para inducirnos a:

Preferir al pescado, pavo o pollo como fuentes de proteína animal. Además, cocinar al vapor o hervir los alimentos es mejor que asar o freír carnes rojas a una temperatura elevada y hasta que estén bien hechas.

Referencias:

“High red and processed meat consumption is associated with non-alcoholic fatty liver disease and insulin resistance”, Zelber-Sagi, Shira et al., Journal of Hepatology , Volume 0 , Issue 0  (por aparecer en julio 2018).

Puede consultarse online en:

http://www.journal-of-hepatology.eu/article/S0168-8278(18)30058-8/fulltext