Descubren carta donde Einstein se burla de los nazis

Descubren carta donde Einstein se burla de los nazis

Todos conocen el genio científico de Einstein. Pero es menos conocido su ácido sentido del humor, que recurría al sarcasmo para burlarse de los nazis y otros antisemitas y racistas…

En julio de 1936, debido a la creciente presión de Alemania, el canciller austriaco Kurt Schuschnigg se vio obligado a plegarse a las demandas de Hitler y firmar un acuerdo oficial con la Alemania nazi (el Tratado de julio).

A cambio del reconocimiento (temporal) de la independencia de Austria, Schuschnigg prometió nombrar a miembros del partido nazi como ministros, y aceptar en las filas del partido gobernante austriaco a 17.000 nazis adicionales.

Luego del tratado, el gobierno austriaco adoptó gradualmente una política de discriminación y persecución contra los judíos.

A esta situación hace irónica referencia una carta manuscrita que Einstein envió al activista social Jacob Billikopf.

La carta que tenía ante nosotros fue enviada mientras Einstein vivía en Princeton, EE. UU., varios años después de la toma del poder por parte de los nazis y su decisión de no regresar a Alemania.

Su creciente preocupación por el destino de los judíos europeos se manifestó en innumerables declaraciones públicas, discursos y entrevistas, en las que atacó el gobierno nazi, advirtió sobre sus intenciones y trató de hacer que la opinión pública mundial se opusiera.

Su preocupación también se manifiesta en esta carta recientemente descubierta, en la que Einstein aborda en forma sarcástica el empeoramiento de la actitud de las autoridades austriacas hacia los judíos.

Presumiblemente, Einstein envió la carta como respuesta a un artículo que Billikopf le entregó, expresando la peculiar idea de que el gobierno austriaco está adoptando una política antisemita a favor de los judíos.

Einstein responde con una ironía maliciosa: “Le estoy enviando de vuelta el segmento de la carta (Briefausschnitt) después de haberlo leído atentamente.

Especialmente interesante es la parte relacionada con la actitud del gobierno austriaco hacia los judíos, y es incluso razonable: un poco de “discriminación” para protegernos de la ira de las masas. Ese es ciertamente un buen punto (no hay más que mirar a las universidades estadounidenses) “.

El comentario entre paréntesis se refiere, con toda probabilidad, al tope de estudiantes judíos que podían ingresar (“Numerus Clausus”) que se impuso en varias de las universidades importantes de los EE. UU. durante la década de 1930 (que, obviamente, no tenía ninguna relación con la protección de los judíos y su bienestar).

Al final de la carta, Einstein aborda con humor algunas noticias falsas publicadas en la prensa sobre la muerte del diplomático y escritor español Salvador de Madariaga:

“Me complace mucho que el bueno de Madariaga haya vuelto a la vida. Un breve anuncio de lo contrario se publicó hace cuatro meses en el ‘Times’ “.

Un poco de trasfondo histórico

Con la toma del poder por parte de los nazis en 1933, comenzó una política de aislar a los judíos y expulsarlos de la vida pública alemana.

Entre las primeras leyes antisemitas se encontraban las que despedían a los judíos de los cargos públicos (entre ellos los cargos universitarios).

Los nazis persiguieron a los físicos judíos y, por ejemplo, descalificaron a la teoría de la relatividad de Einstein llamándola “física judía”.

Cuando Hitler llegó al poder, Einstein estaba en una gira de conferencias fuera de Alemania.

A la luz de la situación en su país, decidió renunciar a su ciudadanía y, después de un corto período de viaje, se estableció en los Estados Unidos, donde se le ofreció un puesto en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, Nueva Jersey.

Einstein permaneció en Princeton hasta su muerte el 18 de abril de 1955.

Jacob Billikopf (1882-1950), fue una figura pública, filántropo y activista socialista judío, nacido en Vilna, Lituania. En 1895, emigró con su familia a los EE. UU.

Se graduó en estudios de filantropía en la Universidad de Chicago y luego se unió a varias organizaciones judías importantes. Hacia fines de la década de 1930, decidió dedicar sus esfuerzos a salvar a los judíos de Europa y permitir su inmigración a los Estados Unidos.