La increíble historia del sobreviviente de la Shoá que ganó dos Champions

El sobreviviente de la Shoá que ganó dos Champions

Bela Guttmann: de fugitivo de los nazis a primer técnico superestrella de la historia

Si pensamos en técnicos exitosos que ganaron la Champions League, se nos vienen a la cabeza nombres como Guardiola, Mourinho, Zidane, y muchos más.

Y a todos ellos los vemos como exitosos, ricos, famosos: en suma, la envidia de muchos.

Pero hubieron otros, tan exitosos y merecedores de reconocimiento como ellos, pero injustamente olvidados.

Y hubo también una minoría que a sus logros deportivos sumaron una historia de vida que es un motivo extra para que sean rescatados del olvido.

Es el caso de Bela Guttmann, el técnico que sacó dos veces campeón de Europa al Benfica de Portugal, y cuya estatua se yergue en puerta 18 del Estadio da Luz en Lisboa.

El comienzo de una historia increíble

Todo comenzo en 1921, cuando ganó dos campeonatos de Hungría como jugador del MTK de Budapest, el club más identificado con la comunidad judía de esa ciudad (el equivalente húngaro del Tottenham, el Ajax o Atlanta de Buenos Aires).

Y ya daba muestras de carácter: formando parte de la selección húngara en las Olimpiadas de París, colgó ratas muertas en las puertas de los dirigentes de la delegación húngara, para protestar por su preferencia por las reuniones sociales antes que por la preparación deportiva.

Pero su carrera pronto tendría su primer encuentro con el antisemitismo: en 1922 tuvo que abandonar Hungría escapando del régimen protofascista del mariscal Horthy y se incorporo al Hakoah de Viena (el club judío más exitoso de la historia, nacido en 1909 como respuesta a las persecuciones antisemitas del alcalde Karl Lueger), con el que ganó el campeonato austríaco en 1925 (fue el primer campeón del primer torneo profesional del fútbol europeo).

Logros nada menores: a diferencia de la actualidad, en la década del 20, Hungría y Austria eran dos de las grandes potencias del fútbol europeo.

Y allí comienza una vida de trotamundos del fútbol: primero Estados Unidos, donde gana un campeonato nacional en 1929 con el Hakoah de Nueva York y pierde todo su dinero en el crack de Wall Street de ese año (ademas de regentear un bar clandestino en épocas de la “ley seca”).

Luego regresa a Europa para iniciar su carrera como técnico, sin sospechar que esa decisión podría casi costarle la vida.

De los banquillos al campo, y de nuevo al banquillo

Haber sido campeón de Hungría con el Ujpest FC, no lo puso a salvo de la ocupación nazi, y en 1944 tuvo que refugiarse en un ático ayudado por su cuñado (que no era judío).

Pero fue descubierto y enviado a un campo de trabajos forzados, de donde logró fugarse a solo días de ser enviado a Auschwitz (en donde fueron asesinados su padre y su hermana).

Luego de la guerra, retoma su periplo como director técnico, manteniendo siempre sus dos principales virtudes: la capacidad profesional, y la poca tolerancia frente a directivos de clubes y asociaciones que lo transformó en un “renunciador” serial.

Así desfiló por clubes de Hungría, Rumania (donde la escasez de alimentos era tan grande que pidió que su sueldo se lo pagaran en verduras), el Milan de Italia (renunció con el equipo puntero, por desavenencias con los directivos), y otros clubes italianos.

Un húngaro en Sudamérica

Sudamérica no le fue extraña a Guttmann. Como técnico del Sao Paulo, ganó el Paulistao en 1957 usando el 4-2-4 (marca  registrada húngara) que le daría a Brasil el Mundial de 1958.

Y también fue técnico del Peñarol campeón de 1962 (pero fue reemplazado antes de que termine el campeonato).

Benfica, leyenda y maldición

El fútbol portugués y la leyenda de Guttmann van de la mano: en Portugal alcanzó sus mayores logros deportivos, que fueron también las páginas más gloriosas del fútbol portugués hasta la Eurocopa de 2016.

Campeón con el Porto, bicampeón con el Benfica, “descubridor” de Eusebio (mejor que Cristiano Ronaldo, para muchos), y su gran gesta: bicampeón de la Copa de Europa (la Champions de la época) en 1961 y 1962, derrotando al Barcelona y al Real Madrid, respectivamente.

¿Te imaginas a cualquier técnico de hoy en día que gane dos Champions seguidas? ¿Qué directivo le negaría un aumento de salario? 

Pues los del Benfica de aquel entonces, y así Guttmann renunció no sin antes -dicen- pronunciar una maldición: “Benfica no volverá a ganar un copa de Europa en los próximos 100 años“.

Aparentemente es solo leyenda, porque en una entrevista de 1963 Guttmann dijo todo lo contrario… pero desde entonces el Benfica perdió ocho finales europeas, y Eusebio peregrinó 
-antes de la final de la Champions de 1990- al cementerio judío de Viena para pedir ante su tumba el final de la maldición.

Pero las comunicaciones con el más allá parecen no haber estado en su mejor momento, porque el Benfica volvió a perder, esa vez ante el Milan.

El regreso del antisemitismo

La renuncia al Benfica fue para Guttmann un “volver a vivir”, en más de un sentido. En 1964 fue nombrado técnico de la selección de Austria, su regreso al país desde que huyera de los nazis en 1938.

Pero por poco tiempo: rápidamente Guttmann percibió tanto en la Asociación Austríaca de Fútbol, la prensa, y hasta en sus propios jugadores, que el antisemitismo estaba vivito y coleando en Austria.

En sus propias palabras: “Siempre pensé que no importa nada en el deporte si alguien es católico, protestante o judío. Pero ahora, cuando tengo que soportar exactamente lo contrario, estoy realmente triste”.

Guttmann fue el primer técnico “superstar” de la historia.

¿Puedes imaginarte a un Zidane o a un Ferguson en una situación semejante…?

Referencias:

David Bolchover, “The Greatest Comeback: From Genocide To Football Glory The Story of Béla Guttmann”, 2017, Biteback Publishing