Drácula, el antisemita

Drácula, el antisemita

Un recorrido por la historia de la relación entre las persecuciones antisemitas y el conde Drácula, el personaje de ficción y el real…

Drácula, la película de Tod Browning y Bela Lugosi

Son innumerables las versiones de la novela Drácula de Bram Stoker que ha dado el cine, pero sin duda la más emblemática es la clásica película de 1931 “Drácula”, dirigida por Tod Browning y protagonizada por Bela Lugosi.

En esa película, puede verse algo que resulta entre intrigante y perturbador: cuando Drácula aparece por primera vez, se lo ve usando un collar de gran tamaño con la estrella de David, que ya no se ve en las escenas siguientes.

El tamaño inusualmente grande de esa estrella de David parece tener toda la intención de llamar la atención hacia ella, y disparar una asociación entre Drácula y los judíos, e implicar que ambos necesitan beber sangre.

Una evocación en toda la regla de uno de los más siniestros y mortíferos de los delirios antisemitas: el llamado “libelo de sangre”, que causó innumerables pogroms a lo largo de la historia.

Esta película de 1931 se produjo en un momento en que el antisemitismo estaba muy extendido, especialmente en Alemania pero también en Estados Unidos.

En el libro de Bram Stoker, no aparece para nada ni la estrella de David ni nada que se le parezca, por lo que es evidente que Browning la incluyó en la película con toda intención. Posiblemente porque poco antes, en 1928, se produjo el único caso de libelo de sangra en Estados Unidos, en Massena, estado de Nueva York.  

Drácula, la novela de Bram Stoker

Se piensa en general que Bram Stoker se inspiró en alguien real, Vlad Tepes (“Vlad el empalador”) para crear a su personaje.

Pero hay autores, como Barbara Belford, que piensan que el libro de Stoker se basa en Trilby, la exitosísima novela de 1894 de George du Maurier en la que un personaje judío, Svengali, seduce, domina y explota a virginales mujeres no judías. 

La relación entre ambos personajes parece bastante endeble, pero otros estudiosos, como William Hughes y H. L. Malchow, dan evidencia de que Bram Stoker era antisemita, que la novela tiene varias caracterizaciones deplorables sobre los judíos, y que las descripciones de Drácula tienen muchas correspondencias con los estereotipos antisemitas corrientes sobre las características físicas de los judíos.

Vlad Tepes, el hijo de Dracul Bram Stoker parece haberse inspirado en varias fuentes para crear su personaje, pero es evidente que Vlad el empalador fue uno de los principales: llevaba el sobrenombre de Drácula, vivía en Valaquia (al lado de Transilvania), y las crónicas de la época lo llamaban “el malvado tirano bebedor de sangre”.Vlad el Empalador (Vlad Tepes en rumano) descendía de Basarab el Grande, un príncipe del siglo XIV al que se le atribuye haber fundado el estado de Valaquia (en la actual Rumania). Su padre, también llamado Vlad fue incorporado por el emperador Segismundo a la “Orden del Dragón”, similar a otras órdenes caballerescas de la época. Como indicación de su pertenencia a la orden Vlad padre adoptó el apodo de “Dracul” (“dragón” en valaco, y actualmente “diablo”, en rumano). El apelativo adoptado por su hijo Vlad, Drácula, significa hijo de Dracul” o “hijo del dragón”. En la historia rumana, a Vlad se le suele llamar “Tepes” (el empalador) por su afición a emplear el empalamiento como método de ejecución de cualquiera que a sus ojos cometiera una falta o un delito, grande o pequeño, real o imaginario. 

El empalamiento era un método de ejecución especialmente sádico, ya que las víctimas sufrirían un dolor insoportable durante horas, incluso días, antes de fallecer. Parece incluso que Vlad mandaba administrarlo de manera que asegurara el mayor período posible de sufrimiento para la víctima.

Vlad/Drácula se hizo rápidamente conocido en toda Europa por sus atrocidades, relatadas en panfletos de origen sobre todo alemán, que contenían retratos de Vlad grabados en madera e ilustraciones de sus atrocidades. El más conocido tenía como título “La aterradora y verdaderamente extraordinaria historia de un malvado tirano bebedor de sangre llamado príncipe Drácula“. 

Autoproclamado defensor de los valacos y de la fe cristiana contra los turcos y los sajones, Vlad no tardó en volverse también contra quienes veía como “enemigos internos”: los judíos, entre quienes se cobró innumerables víctimas.

Según una crónica de la época, “tenía todo tipo de personas empaladas lado a lado: cristianos, judíos, paganos, de modo que se movían, se retorcían y sollozaban en confusión durante mucho tiempo como ranas“.

A los gitanos no les iba mejor:

 “Unos trescientos gitanos llegaron a su país. Selecconó a los tres mejores, los hizo asar; y los demás se los tuvieron que comer“. Las crónicas de la época, de diversos orígenes y más o menos confiables, coinciden en describir un sinfín de atrocidades que tenía también por víctimas privilegiadas a turcos, sajones y rivales políticos. Y no perdonaba a pobres y enfermos, culpables del solo hecho de serlos. Para perseguir a los judíos, Vlad acudía a los tradicionales tópicos del antisemitismo cristiano que retrataban a los judíos como explotadores de los cristianos. Pero no le molestaban las contradicciones, y esto es lo que reservaba a pobres, enfermos y desvalidos:

Drácula… notó una vez que los pobres, vagabundos, mendigos y lisiados se habían vuelto muy numerosos en su tierra. 


En consecuencia, hizo una invitación a todos los pobres y enfermos de Valaquia para que acudieran a Târgoviste para una gran fiesta, diciendo que nadie debería pasar hambre en sus tierras.

Cuando los pobres y los lisiados llegaron a la ciudad, fueron conducidos a un gran salón donde se preparó un fabuloso banquete para ellos. Los invitados del príncipe comieron y bebieron hasta altas horas de la noche, cuando Drácula hizo acto de presencia.

‘¿Qué más quieren? ¿Quieren vivir sin preocupaciones, sin que nada les falte en este mundo’, preguntó el príncipe.

Cuando todos respondieron positivamente, Drácula ordenó que se cerrara la sala y se le prendiera fuego. Ninguno escapó de las llamas. Drácula explicó a los boyardos sus acciones afirmando que lo hizo ‘para que ellos no sean más una carga para los demás, para que nadie sea pobre en mis dominios'”.