
Lo primero es combatir la pandemia de Covid-19, porque sin presente no hay futuro. Pero no hay que olvidar los riesgos de la vigilancia digital para ese mismo futuro...
¿Y quién no se ha tranquilizado al ver las equivocaciones en las que nos hace caer el GPS (en mi caso, por ejemplo, una conocida app de delivery insiste en enviar todos los pedidos a 1 km de mi casa)?
El celular promedio tiene 14 sensores que proporcionan información sobre movimiento, aceleración, luz y otros aspectos del entorno físico de la persona, que permiten conocer el “microambiente” en el que se encuentra una persona.
Utiliza niveles precisos de luz ambiental y otras características del entorno, junto con información como qué redes WiFi y dispositivos Bluetooth estaban disponibles a qué intensidad de señal, independientemente de si la persona en cuestión estaba o no conectada. Por no hablar de los sensores de movimiento, cuando se trata de personas que estaban en el mismo auto o en el mismo autobús o tren.
Vigilancia digital 1 - Coronavirus 0
Queda claro que saber quién estuvo en contacto con alguien infectado con coronavirus es clave para que entre en cuarentena y no siga expandiendo la enfermedad.
El mapeo adecuado de la información significa poder localizar la fuente de infección y elaborar un “árbol de infección”, lo que a su vez sirve para detener la propagación de la epidemia.
Pero lo que tendemos a olvidar es que es igual de importante saber quién NO estuvo en contacto, para no multiplicar las cuarentenas inútiles y no afectar servicios esenciales.
El algoritmo de Neura, básicamente, determina la proximidad. Sin él, la presencia de una persona infectada en un centro comercial o peor aún, en un hospital o en una estación de policía, obliga a poner en cuarentena a cualquiera que haya estado en el lugar al mismo tiempo y, para peor, inicia un efecto dominó devastador cuando se trata de servicios esenciales.
Con esta tecnología, en cambios, solo las personas que se encontraban en la misma parte del mismo centro comercial terminarían en cuarentena.
O, si se descubriera que un médico tiene coronavirus, incluso los colegas de la misma sala no necesitarían ser puestos en cuarentena si no cruzaron sus caminos en el mismo “microambiente”.
¿Y la privacidad?
El gobierno le dice a Neura quién tiene el coronavirus señalando su teléfono con un “token anónimo”, y Neura usa un token similar para identificar los teléfonos de las personas que pueden necesitar ser puestas en cuarentena.
Manipulaciones “buenas” y manipulaciones “malas”
Neura toma los datos en bruto y les da a las autoridades una imagen de cómo se ha comportado la gente: cuánto se han estado moviendo, en qué medida se están reuniendo y en qué escala, y en qué tipo de entornos se encuentran.
Incluso puede dar estadísticas de cuán lejos de los demás se ubican las personas de los demás, para determinar qué tan bien se están observando las reglas de distanciamiento social.
Esos datos están siendo utilizados para redactar los mensajes que el gobierno dirige al público: el comportamiento nacional proporcionado por los celulares de los israelíes ayuda a comprender qué mensajes funcionan y cuáles no.
Es decir: manipulación por una causa más que buena.