El perro Bobby, el último ser humano en la Alemania nazi

El perro Bobby, el último ser humano en la Alemania nazi

Es frecuente escuchar cosas como “los nazis eran unos animales”. Lee esta historia, y ya nunca ofenderás de esa manera a los animales…

La obra del filósofo y talmudista francés de origen lituano Emmanuel Levinas significó una revolución en la filosofía: su proposición de fundarla sobre la ética y no sobre la metafísica implica un giro copernicano que resuena cada vez fuerza en un mundo cada vez más lleno de desigualdad, precariedad y rechazo del semejante.

Para Levinas (que se basa tanto en grandes maestros de la filosofía como en las fuentes judías), el otro es el centro de mi mundo, y de ese modo da a mi responsabilidad hacia él precedencia sobre mi libertad.

De ese modo, la identidad -en tanto relación con uno mismo- se anuda en una relación estrecha con esa responsabilidad. O, como lo dice Mylene Baum-Botbol, “cuanto más responsable soy, más soy yo mism@”.

En este sentido, ese deber primordial hacia el otro es lo que lo hace humano a él, pero también a mi.

Prisionero en un campo alemán durante la Segunda Guerra Mundial, Levinas cruza su camino con un perro vagabundo, al que llama “el último kantiano de Alemania”.

Así lo describe Levinas:

“Eramos setenta trabajando en el bosque en un grupo para prisioneros de guerra israelitas, en la Alemania nazi… Los otros hombres, supuestamente “libres”, que se cruzaban con nosotros, que nos daban trabajo, órdenes, o incluso una sonrisa – y los niños y las mujeres que pasaban y que, a veces, nos dirigían su mirada – nos despojaban de nuestra piel humana. No éramos más que una cuasi-humanidad, una banda de simios.

Y hete que aquí que… un perro errante entra en nuestras vidas… que malvivía en algún rincón salvaje, en los alrededores del campo.

Pero nosotros lo llamamos Bobby, un nombre exótico como corresponde a un can querido.

Aparecía en las formaciones matinales y nos esperaba al regreso, saltando y ladrando alegremente.

Para él -no había duda- éramos hombres”.

He aquí un perro que considera a los detenidos como seres humanos, a diferencia de sus torturadores que hacen todo lo posible para despojarlos de su dignidad.

Levinas quizás no estaría de acuerdo con lo que sigue (pues pensaría que estamos obligados a reconocer lo humanos aún en los peores asesinos), pero…

Siendo más levinasianos que Levinas, podríamos decir que Bobby, más que el último kantiano, era el último ser humano en la Alemania nazi.

Referencias:

Emmanuel Levinas, Nom d’un chien ou le droit naturel, publicado en Difficile Liberté, Le Livre de Poche, 1984