Purim como carnaval

Al igual que en el carnaval, y como cantaba Serrat, en Purim todo se da vuelta...

Al igual que en el carnaval, y como cantaba Serrat, en Purim todo se da vuelta…

Costumbres y observancias de Purim

La costumbre de beber (mucho) alcohol en Purim es probablemente la tradición mejor conocida de Purim de entre todas las que, como en el caso del carnaval, invierten el orden establecido, en este caso el de la observancia y rituales judíos tradicionales:

1- En lugar de beber una pequeña cantidad de vino, como es la costumbre en la mayoría de las fiestas judías, la tradición de Purim es beber mucho más de lo que se considera “normal”. Concretamente, dice la tradición, “hasta que ya no se sepa la diferencia entre Mordejai y Hamán”.

La costumbre se menciona en el Talmud (Meguilá 7b), donde Rava dice: “Está obligado el hombre a beber en Purim hasta que no distinga entre ‘maldito sea Hamán’ y ‘bendito sea Mordejai'”. 

Es por eso que los festejos de Purim a menudo se llaman adloyadah, de la frase ad d’lo yadah, “hasta que uno no sepa”.

Aunque un relato agádico inmediato nos da a entender que esta obligación en realidad no es tal, sino costumbre; y que para perder la conciencia no es menester intoxicarse (puede hacer durmiendo una siesta, por ejemplo, como se sugiere en algunos comentarios). 

Así pues, lo necesario, lo sugerido no es el emborracharse hasta perder la conciencia, sino, perder momentáneamente la conciencia, la capacidad racional para decidir entre lo correcto y lo que no lo es.

Para otros, el motivo es que el vino fue la fuente del cambio: el banquete de Vashti trajo consigo la elección de Ester como reina, y el banquete de Ajashverosh fue el que causó la derrota de Haman y la ascensión de Mordejai. 

Pero sea cual fuere la explicación, en la práctica las borracheras están a la orden del día.

2- En lugar del tradicional decoro de los servicios religiosos, los asistentes hacen todo el ruido posible cuando el nombre de Hamán es mencionado.

3- En lugar de hablar con reverencia de los líderes religiosos, estos son satirizados. Incluso la liturgia se recita de manera que de lo contrario parecería inapropiada. Esto es lo que se conoce como “parodias de Purim”: parodias de maestros, rabinos, etc. -con el beneplácito y consentimiento de los mismos-, e incluso se llegan a hacer seudo estudios de la Torá.

Esta inversión de las costumbres sigue la lógica del relato, signada por el naafoj hu, el hecho de que la historia “se dio vuelta”: el luto se transforma en celebración, quien preparó la hora es ahorcado, el que saboreaba la victoria final es derrotado para siempre, etc.

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