En busca de las mujeres perdidas

En busca de las mujeres perdidas

Aunque las mujeres son la mitad de la vida de una familia, antes de la llegada del siglo anterior, era muy difícil que quedaran registradas como individuos. Aquí le mostramos algunas herramientas que pueden ayudar en la búsqueda.

La vida de las mujeres que vivieron antes del siglo veinte se encuentra escondida detrás de las sombras de sus maridos, padres y hermanos. Esto es así tanto por ley como por costumbres sociales. 

En muchos lugares, no era permitido que las mujeres tuvieran propiedades en su nombre, firmaran documentos o participaran en el gobierno en ninguna de sus formas. Los hombres eran los que escribían la historia, gobernaban, pagaban impuestos, compraban y vendían propiedades y participaban en las campañas militares. 

Los hijos de estas mujeres también llevaban el apellido de sus esposos y pocas veces el apellido de ellas sobrevivía más de una generación. 

La consecuencia de todo esto es que las mujeres han sido olvidadas en la historia de nuestras familias y, en la mayoría de las veces, en la Historia.

Ellas son nuestros ancestros invisibles, los  personajes detrás de las historias, las personas que muchas veces hicieron posibles la Historia que las ha olvidado.

Este olvido tiene una explicación en las costumbre, composición social y momento histórico pero no existe ninguna excusa para perpetuarlo en la actualidad.

Si lo pensamos, mitad de nuestros ancestros fueron mujeres, lo que nos da todo un nuevo cauce de donde fluyen historias.

Las mujeres son quienes criaban a los niños, administraban las casas y hacían valer las tradiciones familiares.

Merecen que nos preocupemos por reivindicar su labor, que alguien se acuerde de ellas y que no sólo sean un nombre y dos fechas. Es algo que también se le debe a la Historia. 

Debe saber que buscar a alguien que prácticamente es invisible es algo difícil. Antes que nada necesitará paciencia y algo de imaginación y creatividad. Pondremos sobre la mesa varias estrategias y herramientas a utilizar en la búsqueda. 

Recuerde que será un camino lleno de obstáculos y muros que parecen infranqueables, deberá ser persistente y, si se siente comprometido con la causa, poner todo su esfuerzo en lograr los objetivos.

La mejor forma de conocer la historia de una de las mujeres de su familia es mirar en cada rincón, debajo de cada piedra y detrás de cada sombra. No se rinda, así como ellas no se rindieron y permitieron que
usted esté leyendo este artículo. 

Empiece por el final

En el cementerio probablemente encontrará la primera, y una de las pocas, pruebas de su existencia. De modo que debe ser el primer lugar donde empezar su búsqueda.

Además si murió joven, como solía suceder con las personas de esa época, es posible que sea el único lugar donde ha quedado registrado su nombre. Si usted la ha encontrado en un registro de cementerio, acérquese a ver la tumba personalmente. 

Probablemente esté enterrada junto a otros miembros de su familia, en especial si murió a poco de haberse casado. Busque todos los registros que puede haber de su entierro.

Si el cementerio está relacionado de alguna manera con una iglesia o templo, revise también sus registros en busca de bautismos u otras ceremonias en las que pudo haber participado. 

Tome nota del nombre, de cómo se escribe exactamente y de las fechas de nacimiento y muerte.

De todas formas no saque conclusiones apresuradas porque más veces de las que cabría suponer, la información que nos brinda una lápida puede ser incorrecta. 

También debe recordar que muchas veces el apellido de soltera puede ser el mismo que de casada. Era bastante común que toda una comunidad o una gran parte de ella llevara el mismo apellido, como puede suceder en los clanes escoceses.

De modo que no debe asumir que el apellido que esté inscripto en la tumba, si es el mismo que el de su esposo, no sea el apellido de soltera. 

Registro civil

El mejor lugar para buscar el apellido de soltera y otros datos es en el registro civil, la libreta o documento de matrimonio.

La información acerca del matrimonio puede encontrarse en una gran cantidad de documentos: licencias por matrimonio, certificados de matrimonio, anuncios de matrimonio y en los registros civiles. 

Muchos de estos documentos son demasiado fáciles de perder y solían desecharse por pensarlos inservibles, los que suelen preservarse en el tiempo son aquellos que han quedado en el registro de las iglesias y templos y en los registros civiles. De todas formas, de aquí es de donde podrá extraer el primer gran paquete de información. 

En los países europeos, la implementación de las normas del Registro civil sucedió a fines del siglo XIX y principios del XX, de modo que si busca información anterior a esa fecha deberá buscar en los registros de las comunidades religiosas.. 

El Registro Civil se lleva a cabo a nivel nacional pero de todas formas es útil saber la provincia, región y pueblo o ciudad donde el matrimonio se llevó a cabo.

Muchas veces esta documentación se traspapelaba o nunca llegaba a destino, así que saber el origen de esos papeles será la única forma de iniciar su búsqueda. 

Censos

Estudie cada documento que encuentre, cada uno sabrá decirle algo más acerca de la persona. 

Aparecerán los nombres de la novia y el novio, de sus lugares de residencia,
las edades, las ocupaciones, fecha de casamiento, quien los está casando, quiénes son los testigos. 

Los testigos suelen ser personas importantes para la novia y el novio, de modo que también pueden ser una nueva rama para la investigación. El nombre de quien llevó a cabo la ceremonia le dirá en qué templo se llevó a cabo. 

Si la pareja se casó en una residencia, lo más probable que haya sido en la casa del padre de la novia. De modo que el lugar de residencia le dirá dónde vivía la novia y cómo vivía y muchos otros datos.

Las mujeres que se han casado más de una vez por lo general aparecen registradas con el apellido de su primer matrimonio. 

Antes del siglo XX los divorcios eran algo poco frecuente. El entorno socio cultural y el hecho de que resultaba muy caro llevarlo a cabo hacía que pocas veces las personas decidieran divorciarse, y aún más difícil para las mujeres. 

De todas formas existieron y pueden ser una fuente de información acerca de la mujer involucrada.

Debe buscar la sentencia emitida por la corte y la transcripción que tengan del juicio, una fuente invaluable de información. 

Aunque los censos realizados a principios del siglo XIX aún no mostraban los nombres de nuestros ancestros mujeres, sí nos proveen de claves y nuevas pistas a seguir.

Para que estén registradas en el censo deben ser divorciadas, cosa que ya explicamos resultaba muy difícil, o viuda, en cuyo caso era la titular de la casa.

A partir del 1850 muchos países comienzan a incluir en sus censos los nombres de todos los integrantes de la casa, y a partir del fin de ese siglo ya es un procedimiento común. 

Una vez que encuentre el nombre de la mujer que está buscando anótelo y luego copie toda la página donde se encuentre y también la página siguiente y anterior. 

Las personas solían asentarse en el mismo barrio que sus familias, de modo que los vecinos eran probablemente familiares.

Además los hijos de estas mujeres probablemente llevaban el nombre de los padres o de algún familiar querido. 

Si alguno de los niños también tiene segundo nombre, éste puede ser el de algún familiar de la mujer. Preste atención a las personas que vivían en la misma residencia, en especial si el apellido es diferente al apellido de su ancestro. 

Tal vez esa persona sea un integrante de la familia de la novia y en su apellido esté escondido el apellido de soltera de la mujer. 

Debe anotar todo lo concerniente a su ancestro pero también lo relacionado con las personas que vivían en la misma casa.

Muchas veces los censos incluían información acerca del oficio de las personas, si llevaba a cabo en la casa o fuera de ella. 

Testamentos: en los testamentos por lo general aparecen los nombres de solteros de los hijos. 

De modo que si una hija estaba incluida, aparecía bajo el nombre de soltera y luego se incluía el apellido de casada. Antes del siglo XX las mujeres casadas no dejaban testamento porque al morir sus pertenencias pasaban directamente a su esposo. 

Periódicos: algunos periódicos de pueblos o ciudades pequeñas hacían anuncios de nacimientos, casamientos, divorcios y muertes. En las localidades más pequeñas también se incluía alguna información biográfica.