
¿Cuántos jugadores de béisbol existieron que hablaran una docena de idiomas, tuvieran dos títulos de grandes universidades y hayan sido superespías en tiempos de guerra?
En el medio, se hizo tiempo para causar sensación nacional al responder preguntas sobre todo -desde astronomía hasta mitología- en “Information, Please”, un el exitoso programa de preguntas y respuestas de la época de la Depresión.
Berga leía cualquier periódico cayera en sus manos, en cualquier idioma. A lo largo de los años, dominó el español, japonés, latín, griego, alemán, ruso, francés, inglés, hebreo e idish. También hablaba sánscrito. Y en Tokio, firmaba autógrafos en japonés.
La mayoría de los jugadores tenían cámaras de fotos comunes, pero Berg tenía una Bell & Howell de vanguardia para filmar películas. Un día, Berg visitó la sala de maternidad en el hospital de Tokio, el edificio más alto de Tokio. Vestido con un kimono, Berg compró flores y dijo que iba a visitar a un paciente, pero en lugar de eso fue directo al tejado, tiró las flores y sacó la Bell & Howell de 16 milímetros de su kimono, para filmar un panorama de Tokio: el puerto, el distrito industrial, el distrito comercial.
La película de Berg en la azotea fue estudiada por pilotos estadounidenses antes del bombardeo de Tokio en 1942 bajo el comando del legendario general Jimmy Doolittle.
En 1944, la Oficina de Servicios Estratégicos -la agencia de inteligencia de ese entonces- envió a Berg, con sus conocimientos de alemán y física, a asistir a una conferencia en Zúrich de Werner Heisenberg, el cerebro detrás del programa de desarrollo de la bomba atómica de los nazis.
Berg se filtró entre a los guardias de las SS con una pistola y una pastilla de cianuro. Si llegaba a la conclusión de que Heisenberg sabía lo suficiente como para obtener pronto la bomba, Berg lo mataría en el acto y se tragaría el cianuro.
Pero, sentado en la primera fila, no escuchó nada concluyente, así que lo felicitó por su discurso y se las arregló para acompañarlo en su regreso al hotel, socializando en alemán e intentando extraer más información. Finalmente, Berg guardó sus balas para mejor ocasión.
Se decía que hizo algunas misiones secretas para la primer ministro israelí Golda Meir, y que se lanzó en paracaídas en Yugoslavia para luchar a favor de Tito, pero no hay evidencia de ello.